En este primer artículo de la nueva era del blog, no voy a hablar, ni del Barbanza, ni de la bici... pero si de la montaña... Y que montañas!!!!
Introducción:
Todo comenzó un día que vi en el muro del facebook de mi amigo Buru que estaba terminando uno de sus ya afamados carteles, y respondí yo a la foto que subió, un poco en plan coña, que si lo plantaban el día 20 de noviembre, les acompañaba. El caso es que la semilla acabó germinando, de tal manera que el día 20 salieron los frutos...
No seáis mal pensados, lo del 20-N no tiene nada que ver con Pacucho. Ese día coincidía que lo tenía libre y que no iba a ir para Galicia, así que... a por otra Buruplantá!!!
Según se acercaba la fecha, las predicciones metereológicas se iban poniendo peor, por si acaso el día antes me fui a Burgoskiavik a aclimatarme un poco y prepararme para las gélidas temperaturas que daban para la bonita zona que iba a conocer.
Al final conseguí que una amiga y compañera mía me acompañara hasta allí, y bien que lo agradecí. Gracias Vane por hacerme compañía... Sino es por ti, el viaje, sobretodo el de vuelta iba a ser bastante pesado.
Bien, llega la noche del 19 y echo un último vistazo a las webs metereológicas... Joeeeeerrrr, mejor no ver más.
Amanece el 20 en Valladolid a -3ºC y con una capa de hielo bastante maja. Voy hasta casa de Vane a recojerla y ponemos rumbo hacia lo desconocido...
Amanece el 20 en Valladolid a -3ºC y con una capa de hielo bastante maja. Voy hasta casa de Vane a recojerla y ponemos rumbo hacia lo desconocido...
Nos amanece poco antes de llegar a Cuéllar y vemos ya que hacia el Sistema Central hay bastante niebla. Paramos a tomar un cafelito en Cerezo, donde ya vemos las faldas de las montañas, blancas por la nieve, y los campos blancos por el hielo.
Escala en Cerezo de Abajo |
Al poco de arrancar de nuevo, se nos cruzan justo delante dos bonitos "bambis" lo que hace que extreme la precaución un poco más...
Vamos ganando altura poco a poco... pero enseguida llegamos a la cota 1500 y las cunetas ya tienen bastante nieve acumulada, pero por suerte la carretera está bien. Nada más cruzar la frontera y adentrarnos en Castilla la Mancha, el paisaje cambia, y una vez sobrepasado el Puerto del Campanario, se nos brinda ante nuestros ojos un espectacular paisaje de valles, montañas y frondosos bosques de hayas y otras coníferas. Sorprendidos ya de primeras; y para bien.
Alto del Campanario (1568 mtrs) |
Llegamos a Valverde de los Arroyos y poquito después aparece el frente madrileño con Buru, Celina y Laura. Besos, abrazos, presentaciones...y vengas, vamos para arriba.
Esta gente, para cumplirme el capricho, gastaron un NT!!! No se si me lo merezco...
Esta gente, para cumplirme el capricho, gastaron un NT!!! No se si me lo merezco...
En Materia:
Salimos del bello pueblo de Valverde de los Arroyos con mucho aire, y bastante frío. Rondamos en el momento de partir el -1ºC. Lo hacemos por una senda en perfecto estado y que parece en principio que va a ser cómoda de hacer. El Ocejón espera por nosotros majestuoso e imponente.
Menuda paleta de colores... |
Los jóvenes castores... |
Iniciamos la ascensión animados, contando batallitas, planes que se nos ocurren para el futuro, aprendiendo unos de otros, de sus experiencias, de sus aventuras... Si quedo mucho con esta gente, tendré que comprarme un bloc de notas más grande.
Enseguida dejamos atrás el bosque de castaños y la vegetación va desapareciendo poco a poco para poder ver mejor la pared que vamos a tener que afrontar.
De vez en cuando nos orbaya algo, y algún copo de nieve cae infiltrado entre las gotas de agua. Nada serio... de momento.
La senda se va volviendo más pedregosa, pero fácil de hacer todavía, y por tramos nos hace ganar altura más rápidamente, pero de momento apta para todos los públicos.
Y en esa zona en la que la piedra está cada vez más presente, a nuestra izquierda aparecerá una de las imágenes del día. Una bonita cascada llamada Despeñalagua. Allí en vivo, da la sensación de que la catarata está torcida y que el agua en vez de caer hacia abajo, se desplaza un poco hacia la izquierda.
Celina frente a Despeñalagua y el Ocejón |
Vanesa y al fondo Despeñalagua |
Al poco de realizar esta especie de photocall con la cascada de fondo, Buru nota algo raro bajo sus pies... Esto del minimalismo está llegando a límites insospechados. Unas botas tipo Chiruca, pero sin suela!!!! No fue intencionado, quizás un fallo de fabricación hizo que la suela se pudriera. ¿qué hacemos? Arriba hay bastante nieve y no puede subir así... Pues el tío ni corto ni perezoso se baja corriendo hasta el coche en Valverde mientras nosotros seguimos subiendo para calzarse unas deportivas, de montaña, eso si, pero unas Trabuco al fin y al cabo. ¡Que crack!
Paramos a ver si vemos bajar a Buru por el valle |
Precioso valle por cierto |
Después la senda se estrecha un poco, porque unas invasoras escobas quieren cortarnos el paso. Lo lleváis claro!!. Nosotros seguimos adelante, cruzando pequeños arroyos por las que el agua tiene que bajar a una temperatura de lo más agradable.
Cruzando el segundo de dichos arroyos, el porcentaje del desnivel va subiendo, aunque sin adquirir tintes dramáticos por el momento. Y menos oyendo a Celina y a Laura, que nos dicen que al final, donde es todo roca, hay una especie de "escaleras de Kill Bill". Acojonar, acojona oírlas hablar. Uma Thurman no estará arriba, pero ni falta que hace; ¡¡anda que no voy ya bastante bien acompañado!!
En las primeras nieves que pisamos, hay marcada una huella que debe ser del mismísimo yeti. En la siguiente foto se ve. La bota de la derecha, que es la de quien esto escribe, es un 47. Vean y juzguen...
En las primeras nieves que pisamos, hay marcada una huella que debe ser del mismísimo yeti. En la siguiente foto se ve. La bota de la derecha, que es la de quien esto escribe, es un 47. Vean y juzguen...
Eso es un 52 de pie por lo menos |
Hacemos una pequeña paradita para alimentarnos un poco a base de frutos secos, momento que Vanesa aprovecha para sembrar unos maicitos...A ver si para el año ha brotado un árbol que de kikos. No perdemos más tiempo, que nos quedamos fríos, y es más, ya hasta nos parece oír el resuello de la respiración de Buru. La madre que lo parió!!!! ya está aquí el pibe. Sudando a chorro, pero impresionante exhibición que se ha marcado. A sus pies, Don Kilian Buru Krupicka.
Momento en el que el Mowgli de Carabanchel nos pilla |
Una vez el pelotón agrupado enfilamos ya hacia el Ocejón por la parte que nos iba quedando oculta. Y ahora si... esto se va poniendo serio, y lo que se ve al fondo da a entender que el final va a ser de traca. A ver si el tiempo por lo menos no nos lo pone muy difícil, ya que de vez en cuando la cumbre desaparece en la niebla, y algún que otro copo viene acompañado por un viento gélido y fortísimo, si bien en este tramo nos sopla de espaldas. A ver al bajar como se nos queda la cara.
En las anteriores fotos se puede ver como las rampas son ya de bastante entidad, como la vegetación ha desaparecido casi por completo, y que cuando no hay nieve debe ser un paisaje bastante lunar. La nieve está bastante dura y vamos siguiendo unas huellas de alguien que debió subir poco antes que nosotros, aunque cierto es que no nos cruzamos con nadie.
Llegamos a un pequeño descansillo, donde la senda por la que venimos se junta con otra que debe venir de Majaelrayo. Me asomo a ella y ¡ondiá! por ahí no habrá que subir encordado por poco. Al fondo, entre la bruma se distingue la silueta de los bestiales rascacielos de Madrid, que están a más de 80 kilómetros en línea recta.
Menudo abismo detrás... |
Hasta la rodilla de nieve, y Vanesa aprovechando para mirarme por encima del hombro |
Bueno, a por el último tramo, que parece que la tarde quiere ponerse seria en lo climatológico. No perdamos más tiempo, pero es que esto está tan bonito que siempre aparece un sitio digno de hacer una foto.
Ensayando la plantada |
Un posado de Vanesa |
Unos a jugar y Celi y Laura... van hacia la cumbre!!! |
Bien. llegó la hora de la verdad. Estamos en lo que Celina y Laura denominaron las escaleras de Kill Bill. Las huellas que veníamos siguiendo, por veces desaparecen, ya que el viento mueve mucho la nieve, si bien, las marcas del sendero se ven todavía bastante bien. Aun así, buena parte de este último tramo lo hacemos un poco por intuición, viendo el vértice geodésico y como llegaríamos al cresterío de la forma menos complicada.
Una vez en la cresta, vemos el valle del río Sorbe... ALUCINANTE!!!! pero hay que ir atentos, porque hay mucho hielo, sobre rocas con un tono verde que me recuerda a las que están junto al mar y que resbalan muchísimo. Pues aquí un descuido, puede ser fatal. Si la caída es hacia el valle... Hasta luego Lucas.
Pero al final hacemos cumbre sin mayores complicaciones. El Ocejón queda conquistado!!!!
Impresionante!! |
Vértice Geodésico y el cartel |
Laura y Celina en el cresterío |
Y si somos los mejores ¿bueno y qué? |
Laura contenta por hacer cumbre |
Vanesa y yo también muy contentos |
Celina y su chulísimo gorro. |
La cima |
Panorámica |
El artista cartelero |
Mientras nos tomamos un cafelito o un té calentito, empiezan las maniobras para instalar el cartel del Ocejón, junto a otras placas en recuerdo y memoria de montañeros que hicieron algo por o para el Ocejón.
Placas en la cima del Ocejón |
Posando con el cartel |
Y como la temperatura aquí no es que sea precisamente para sentarse a charlar tranquilamente, emprendemos el descenso de vuelta hacia Valverde. Algún patinazo, alguna caída, sorpresas tipo "¿No jodas que conoces a mi hermana?", mucho frío en la cara, recordamos amigos, momentos pasados juntos, planificando próximas salidas... Vamos, que llegamos a Valverde casi sin enterarnos.
Una vez en Valverde, tomamos algo para entrar en calor y cada mochuelo a su nido... Nos despedimos, besitos, abrazos y nos conjuramos a quedar más pronto que tarde. Formamos una grupeta muy maja, y para mi ha sido un placer poder disfrutar de un día en la nieve y en la montaña con ellos. Ahora, a conducir con cuidado...
El Ocejón tras Valverde de los Arroyos |
Salvémosla!!!! |
Hasta pronto!!! |
Por cierto, que se me había olvidado... y esto va por Laura:
Simplemente genial, como tú, mil gracias por contarlo así! y sobre todo, gracias por ser como eres y brindarnos momentos así de mágicos. Y estoy contigo, viva Pedraza, jajaja
ResponderEliminarGracias Celina!!!!
EliminarJa ja ja, tenemos que quedar para ir a comer a Pedraza.
Besitos mil
Gracias abuelo!!
ResponderEliminarLo pasamos bien, la verdad.
Jo Nino, mil millones de gracias por esta crónica tan especial, me ha encantado! es una pasada...
ResponderEliminarY sin duda Pedraza es bellisima, pero no tanto como la gente con la que he tenido oportunidad de compartir esa ruta! Viva los Ocejoneros!!!
Vivan los Ocejoneros!!!!
EliminarAhora hay que hacer una quedada gastronómica en Pedraza, que seguro ha de merecer muy mucho la pena también.
Un placer haberte conocido y haber compartido ese día.
Bonita crónica y fotos. Vengo rebotada del blog de Celina, jeje A pesar del frio que he pasado leyéndote ha sido un placer subir así al Ocejon con vosotros.
ResponderEliminarY el cartel... me encanta!
Gracias Yolanda!!!
EliminarPara la próxima ruta que no leas, abrigate bien... o mejor. Vente con nosotros
Me ha encantado tu crónica, dan ganas de volver a subir aunque resulta tentadora la quedada gastronómica en Pedraza...jjj. La verdad que no tiene precio pasar un día entre montañas y con buena gente mientras se comparten unas risas y la recompensa de llegar hasta el final.
ResponderEliminarAl Cesar, lo que es del Cesar, sin que sirva de precedente, el "tontaco" se lo ha currao!!!!
Ji ji ji. Gracias Vane!!!!
EliminarCuando quieras volvemos, o nos vamos a Pedraza a comer. Pero te tengo reservardo una ruta chachi con un trío de montañas majestuosas...
Écha cuentas para esta primavera para hacer una ruta guapa guapa guapa...
Pero me tienes que dejar el diseño completo del programa...
Vete apuntándome!!!!
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